EL VIAJE DE ELENA: Creando Cine con Cinema Rodar

25 guionistas de entre 9 y 12 años prepararon junto a Cinema Rodar una historia muy especial “El Viaje de Elena.” El cual fue presentado en el Cine Universitario de La Universidad de Panamá y también en el Teatro Inida.

La intención fue contar historias necesarias que nos hacen reflexionar sobre los temas importantes del momento.  En este proyecto el equipo técnico, los actores, y los guionistas fueron todos estudiantes del 4.º y 5.º grado de Colegio Jacaranda. Que según Cinema Rodar “Con absoluto respeto y confianza atravesaron todas las etapas para llegar al estreno. 

Para reflexionar sobre esta gran aventura conversamos con la profesora Ana Julia Arrieche, quien nos compartió sus impresiones luego del estreno de “El Viaje de Elena.”

¿Cómo inicio la idea de trabajar en este proyecto de cine con Rodar?

Nosotros teníamos un proyecto en marcha cuando los chicos de Cinema Rodar nos visitaron en el colegio para mostrarnos su trabajo. En ese momento llegó a nuestro conocimiento que tenían una propuesta para el Colegio que se adaptaba bastante bien a los chicos de 4.º y 5.º grado. Nosotros estábamos trabajando una problemática real que afecta a todo el mundo y los chicos de Cinema Rodar se encargan de contar historias reales y el impacto que tienen, haciendo que viajen más allá de las fronteras para darles mayor visualización. No hizo falta más que comentarles a ellos y lo demás es historia.

¿Para ti como maestra cómo viviste la experiencia? ¿También te toco ser parte del corto, habías actuado antes? ¿Cómo fue esa experiencia?

Como maestra me tocó asumir un rol bastante más participativo. En principio porque la protagonista era una de mis estudiantes de 4.º grado. En etapas iniciales, el rol de las maestras era totalmente compartido en lo que se hacían las actividades de capacitación. Más adelante me tocó formar parte del elenco de actores y mi papel cambió más porque no solo estaba ayudando a “dirigir la orquesta” sino que estaba dentro de todo el asunto. Sinceramente, sin el apoyo de mi compañera Yasmín, nada habría sido posible porque fue entonces a ella a quien le tocó quedarse con el grupo grande mientras se grababan las escenas.

En lo personal no había actuado antes y fue una experiencia muy rica. Es bastante más difícil de lo que parece, porque uno no es sino un lienzo donde se pinta todo lo que siente cada personaje y hay que olvidarse de los propios. Por ejemplo, tuve una pérdida familiar durante el rodaje y coincidió justo con unas escenas finales que son las más felices. La dualidad y tener que olvidarse de uno mismo para entrar en papel es bien compleja.

¿Por qué valoras experiencias, cómo está? ¿Cómo se conecta a la pedagogía del pensamiento creativo?

Yo pienso que estas experiencias son las más valiosas porque son las que van a marcar a los chicos por el resto de sus vidas. En el colegio estamos enseñando y educando a estudiantes para que sepan defenderse en el mundo cambiante y evolutivo en el que estamos viviendo. Lo más importante es que sepan aplicar todos esos conocimientos en la vida real. El cine es un arte que todos conocemos, pero nunca habíamos experimentado más que como espectadores. Tener la oportunidad de participar en un proyecto de esta magnitud fue un honor. Siempre he escuchado que un adulto feliz es un niño que ha sobrevivido a su infancia, y en el Colegio nos encargamos precisamente de eso, de que los niños aprendan mientras juegan y son felices para que en su adultez sean la mejor versión de ellos mismos como profesionales completamente capaces. No es solo el pensamiento crítico lo que estaba aflorando con este proyecto, sino el creativo y la fusión de ellos puestos en práctica.

¿Cuál fue la lección más importante como maestra?

Como maestra puedo decirte que lo más importante que me llevé de este proyecto es que jamás dejamos de aprender. En un momento podemos estar en nuestro mejor rol de educadores y al instante siguiente te encuentras en medio de un set de grabación formando parte activa del proyecto de tus chicos. Fue una experiencia que me mantuvo humilde en todo momento, recordándome que no dejamos de formar parte del ciclo.

¿Y para los estudiantes?

No quisiera hablar por mis estudiantes, pero puedo decirte que lo que vi fueron muchos niños entusiasmados por nuevas formas de hacer arte que antes no conocían. Había muchas miradas intensas, quién sabe si de futuros directores de cine o de guionistas ganadores de premios de la academia. Se sintieron empoderados, y yo me quedo con eso.



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