Planificación Participativa de Proyectos
Esta no es una escuela típica, ni tampoco un viernes cualquiera en Jacarandá. Es un día de planificación curricular. Profesores y alumnos de 8.º y 9.º grado están planeando su próximo proyecto.
La sesión de lluvia de ideas está dirigida por Sharo Cerquera, coordinadora de secundaria y profesora de español, apasionada por la literatura y el teatro. La conversación comienza presentando las ideas principales, los temas, los personajes y la trama de “Una Arruga en el Tiempo”, de Madeleine L'Engle.
En cualquier otra escuela, la planificación de un proyecto de aprendizaje basado en proyectos puede provenir de un libro de texto. Hoy en día, las instrucciones, la rúbrica, los temas y otros componentes pueden incluso determinarse con la ayuda de inteligencia artificial.
Jacarandá adopta un enfoque diferente. El origen del proyecto final del curso escolar es una experiencia colaborativa. Tras definir los temas del libro, los estudiantes se separan y se reúnen en otra sala, donde estimulan su pensamiento creativo para desarrollar una pregunta central y un proyecto que la aborde con una solución.
El grupo se reúne de nuevo con el profesorado y el coordinador para presentar sus ideas iniciales. Los docentes actúan como guías, asegurando que tanto la pregunta como el proyecto a desarrollar se relacionen directamente con el libro y las asignaturas requeridas.
Durante este proceso, los estudiantes desarrollan habilidades y competencias fundamentales para el éxito futuro. Piensan de forma creativa y crítica. Además, cultivan su autonomía, haciéndose cargo de la planificación de su propio aprendizaje. Las estrategias metacognitivas les permiten reflexionar sobre sus procesos de pensamiento, monitorear su comprensión y adaptar sus enfoques para un aprendizaje más profundo.
Cerquera tiene claros los beneficios de este proceso. “La participación de los estudiantes en la planificación les abre el espacio para crear un proyecto basado en una comprensión más profunda de sus experiencias. Pueden conectar el proyecto con sus intereses y reflexiones sobre el futuro y el mundo que esperan contribuir a moldear. Esta experiencia los conecta con el proceso de construcción del proyecto de forma más coherente. Su sentido de la responsabilidad aumenta notablemente y su espíritu de liderazgo florece. Saber qué se avecina para el proyecto les ayuda a mantenerse motivados y a llevarlo a cabo”.
Para ella, los beneficios van más allá del aula. “En este mundo lleno de incertidumbre, donde no podemos predecir cómo serán los trabajos del futuro, ni siquiera cómo será el éxito, la capacidad de desarrollar ideas profundamente conectadas con los problemas reales que ven y experimentan, los prepara para el futuro. Este enfoque ayuda a los estudiantes a sentirse mejor preparados y más capaces de crear soluciones para un mundo mejor. Además, pueden ver e interpretar el mundo, identificando espacios en los que pueden intervenir y tener un impacto significativo”.
Una revisión de la literatura académica sobre el Aprendizaje Basado en Proyectos revela sus beneficios y respalda aún más esta búsqueda colaborativa de la enseñanza y el aprendizaje. Por ejemplo, Thomas (2000) afirma: «Los estudiantes que participan en el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) suelen asumir una mayor responsabilidad por su trabajo, lo que se traduce en una mayor motivación y una comprensión más profunda de la materia. Cuando los estudiantes participan en el proceso de planificación, desarrollan habilidades de pensamiento crítico a medida que abordan problemas complejos y toman decisiones sobre su trayectoria de aprendizaje.
Al involucrar a los estudiantes en el proceso, Jacarandá fomenta la responsabilidad, la motivación y el pensamiento crítico, elementos fundamentales de su pedagogía del pensamiento creativo.
En «Aprendizaje Basado en Proyectos para el Siglo XXI: Habilidades para el Futuro», Bell (2010) postula: «Al permitir que los estudiantes tengan voz en el diseño e implementación de sus proyectos, los educadores los empoderan para desarrollar habilidades esenciales del siglo XXI, como la creatividad, la colaboración y el aprendizaje autónomo. Este enfoque no solo mejora los resultados académicos, sino que también prepara a los estudiantes para las complejidades del mundo moderno».
Es evidente que el Colegio Jacarandá valora profundamente la voz y la decisión de los estudiantes. Este enfoque está respaldado por investigaciones. En “Setting the Standard for Project-Based Learning” (Estableciendo el estándar para el aprendizaje basado en proyectos), Larmer, Mergendoller y Boss (2015) destacan este importante elemento: “La voz y la decisión de los estudiantes son fundamentales para un aprendizaje basado en proyectos de alta calidad. Cuando los estudiantes tienen la oportunidad de dar forma a sus proyectos, se involucran más profundamente con el contenido, asumen una mayor responsabilidad por su aprendizaje y desarrollan un sentido de autonomía que se extiende más allá del aula”.
Imaginen a dos estudiantes que se gradúan y deciden qué hacer a continuación. Uno de ellos ha destacado en una escuela tradicional, obteniendo altas calificaciones en los exámenes y completando sus tareas. El otro ha participado en el aprendizaje basado en proyectos, desarrollando sus propios proyectos. Cuando llegue el momento de elegir qué hacer a continuación, ¿quién estará en mejor posición para tomar decisiones importantes y trascendentales sobre su futuro?
Fuentes académicas sobre la participación estudiantil en el aprendizaje basado en proyectos
1. **Thomas, J. W. (2000).** *Una revisión de la investigación sobre el aprendizaje basado en proyectos.* Autodesk Foundation.
2. **Bell, S. (2010).** *Aprendizaje basado en proyectos para el siglo XXI: Habilidades para el futuro.* *The Clearing House, 83*(2), 39-43.
3. **Larmer, J., Mergendoller, J. R. y Boss, S. (2015).** *Estableciendo el estándar para el aprendizaje basado en proyectos.* ASCD.